Se miró al
espejo una última vez antes de salir de su dormitorio. El traje, impecable. La
camisa, discreta y escondida tras la línea del cinturón. La gorra, elegantemente
alineada con su rostro. La corbata, prolijamente vertical desde su nuez hasta
su ombligo. Como siempre él vestía su uniforme con orgullo y elegancia.
Salió de su
dormitorio y se dirigió hacia la cochera. Allí el Audi negro, polarizado, y sin
un rastro de tierra en su carrocería era su fuente de trabajo. Tan sólo
transportar al señor Márquez desde su casa hacia la oficina. Simple, tal vez,
pero él disfrutaba de hacerlo. Él disfrutaba de la compañía del señor Márquez:
le parecía un hombre sencillo y simpático que no perdía su calidez a pesar de
sus tantos millones. Había rumores entre otros empleados que ponían en duda la
legitimidad de la fuente de su fortuna, y la realidad es que él -a pesar de
haber trabajado ya por más de seis años con el señor Márquez- no terminaba de
tener bien en claro a qué se dedicaba su jefe ni cómo fue que se convirtió en
millonario. Aun así, éste pensamiento no lo desvelaba. Para él esto significaba
un buen trabajo que apreciaba mucho, con una persona a quien ya le había tomado
bastante cariño.
Se posicionó
de pie junto a la puerta del conductor, como era su rutina diaria. Cuando llegase
el señor Márquez él extendería su brazo izquierdo para abrirle la puerta
trasera; el señor Márquez entraría al auto, él cerraría la puerta y sólo después
él entraría al auto para marcharse. Como siempre a las 8:00 am puntual, el
señor Márquez salió por la puerta y al cruzarse las miradas por primera vez en
el día ambos intercambiaron un simple gesto de sonrisa en son de fraternidad.
Él le abrió la puerta a su jefe, quien entró al auto y se acomodó. Tras cerrarle
la puerta y entrar en su habitáculo, le preguntó:
-Buenos días,
señor, ¿A la oficina como siempre?
-¡Buenos días,
Elías! Sí, a la oficina por favor. Lindo día hace hoy por suerte.
Elías sujetó
la llave del vehículo y la colocó en la hendija para darle encendido. Giró la
llave media vuelta para ponerlo en contacto durante una fracción de segundo, y luego
completó el giro para darle arranque. Pero ésta vez, tras completar el giro,
activó el detonador.