11 de diciembre de 2013

El Chofer

Se miró al espejo una última vez antes de salir de su dormitorio. El traje, impecable. La camisa, discreta y escondida tras la línea del cinturón. La gorra, elegantemente alineada con su rostro. La corbata, prolijamente vertical desde su nuez hasta su ombligo. Como siempre él vestía su uniforme con orgullo y elegancia.
Salió de su dormitorio y se dirigió hacia la cochera. Allí el Audi negro, polarizado, y sin un rastro de tierra en su carrocería era su fuente de trabajo. Tan sólo transportar al señor Márquez desde su casa hacia la oficina. Simple, tal vez, pero él disfrutaba de hacerlo. Él disfrutaba de la compañía del señor Márquez: le parecía un hombre sencillo y simpático que no perdía su calidez a pesar de sus tantos millones. Había rumores entre otros empleados que ponían en duda la legitimidad de la fuente de su fortuna, y la realidad es que él -a pesar de haber trabajado ya por más de seis años con el señor Márquez- no terminaba de tener bien en claro a qué se dedicaba su jefe ni cómo fue que se convirtió en millonario. Aun así, éste pensamiento no lo desvelaba. Para él esto significaba un buen trabajo que apreciaba mucho, con una persona a quien ya le había tomado bastante cariño.
Se posicionó de pie junto a la puerta del conductor, como era su rutina diaria. Cuando llegase el señor Márquez él extendería su brazo izquierdo para abrirle la puerta trasera; el señor Márquez entraría al auto, él cerraría la puerta y sólo después él entraría al auto para marcharse. Como siempre a las 8:00 am puntual, el señor Márquez salió por la puerta y al cruzarse las miradas por primera vez en el día ambos intercambiaron un simple gesto de sonrisa en son de fraternidad. Él le abrió la puerta a su jefe, quien entró al auto y se acomodó. Tras cerrarle la puerta y entrar en su habitáculo, le preguntó:
-Buenos días, señor, ¿A la oficina como siempre?
-¡Buenos días, Elías! Sí, a la oficina por favor. Lindo día hace hoy por suerte.

Elías sujetó la llave del vehículo y la colocó en la hendija para darle encendido. Giró la llave media vuelta para ponerlo en contacto durante una fracción de segundo, y luego completó el giro para darle arranque. Pero ésta vez, tras completar el giro, activó el detonador.